Señor Jesús Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mi, que soy un pobre pecador.

SI A LA VIDA

SI A LA VIDA
NO al aborto

EN QUE CREEMOS

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su Único hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracias del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

domingo, 7 de marzo de 2010

A pesar de asistir siempre los domingos a misa, hoy no fui. Sin un motivo ciertamente válido, siento ese vació que provoca  el no encontrarme con Jesús vivo cada vez que estoy en su mesa, que como su cuerpo y sangre, que siento esa presencia real, del Espíritu Santo. Que ademas es una bendición para el resto del día, para toda actividad que haga, la potencia, la llena de su presencia, la mejora, la santifica.

Esta es la prueba que realmente en mi vida la Misa, la presencia real de Jesús, es totalmente necesaria, deseable,    le da a mi vida lo que nada en este mundo puede dar: paz, me llena íntegramente, profundamente, y reafirma lo que nuestra iglesia católica predica sobre ella, en mi vida, esos dones sobrenaturales, la alegría, el sentirme en comunidad, es una realidad.

Hermanos en Cristo, vivan la misa con un corazón abierto, no hay nada como este encuentro con DIOS, los santos, la Virgen María, y todo lo que buscamos y esperamos de DIOS. Pidan al Espíritu Santo esta gracia de vivir la misa, el nos da todo lo que sea bueno para nosotros  ¡ No lo duden ni un instante!

La misa es una dosis de felicidad, y fortalece nuestra fe para caminar junto a Jesús.

¡Bendiciones!
miércoles, 3 de marzo de 2010

Preocupa enormemente a los padres cuando sus hijos adolescentes o jóvenes toman una postura negativa ante Dios, teniendo en cuenta que en el hogar se les transmitieron los valores religiosos y años después, cuando alcanzan un poco de autonomía, libertad y razón, han decidido rechazar todo lo que represente Dios.

Cuando esta situación se presenta en las familias, algunos padres pueden reaccionar de manera coercitiva obligando al hijo a asistir a Misa o a las diferentes celebraciones religiosas. Otros padres optarán por dejarlo que se aparte y que él mismo vuelva a encontrase con Dios.
Partiendo de la base que no es fácil esta dificultad con los hijos, lo importante es obrar de una manera adecuada para impedir que ese alejamiento se aumente, pues muchas veces la sola reacción de los padres es la que hace que los chicos se aparten aún más.

Antes de explicar qué hacer cuando sucede esta problemática, debemos analizar previamente algunos factores determinantes:

La fe tiene varias etapas
La fe también tiene un ciclo natural en la vida del ser humano. Así como explicaba el Padre Calixto en su artículo para el periódico El Colombiano: “Nuestra vivencia religiosa discurre por cuatro etapas: Aquella fe de la primera Comunión. Una segunda que vivimos durante la adolescencia, llena de incertidumbres y altibajos. Otra más, que se esfuma y puede morir en nuestra edad adulta. Y quizás una cuarta: Fe recobrada, cuando ayudamos a los hijos en sus tareas de religión”.

Rebeldía, característica propia de los adolescentes
En esta etapa de la vida, los seres humanos atraviesan una etapa de inconformismo y un querer cambiar el statu quo. Muchas veces, ni siquiera saben contra qué se están rebelando, pero es esa búsqueda de identidad que ronda en sus mentes, la que los impulsa a desestabilizar todo lo que los rodea, incluso sus padres. Hay casos en que ni siquiera se rebelan ante Dios, sino ante sus propios papás, los cuales se convierten para ellos en una amenaza constante durante la adolescencia.
Si entendemos este contexto, podemos darnos cuenta de que la raíz del problema es otro y no necesariamente tiene que ser Dios.

Malas influencias
Una persona cercana a nuestro hijo, puede estar haciendo las veces de cuestionador de la fe. No nos olvidemos que durante la adolescencia y/o juventud los amigos son las personas más influyentes en nuestros hijos. Y una mala amistad puede hacer mucho daño. Cuando veamos cierto rechazo de nuestro hijo hacia la religión, comencemos a indagar sobre sus amistades, conozcámoslos, invitémoslos a casa y ojalá tengamos algún contacto con sus familias.
Si confirma que este es el problema, ni se le ocurra prohibir esta amistad, lo único que logrará será sentar una guerra con su hijo. Tendrá que usar otras tácticas más sutiles que lo alejen de esa inconveniente persona.


El control extremo
Ya no son niños y eso debe quedar muy claro. Ellos han crecido y son personas que pueden razonar, elegir y tienen poder de decisión, aunque todavía sean inmaduros. Cuando ejercemos un control extremo sobre los hijos, se nos puede devolver en nuestra contra. A estas edades, se supone que hemos educado en valores y confiamos en la educación que le hemos infundido a lo largo de estos años. Por tanto, no es recomendable obligarlos ni imponerles la religión, pues terminarán objetándola.

¿Qué hacer entonces?

1. Acompañarlos, nunca dejarlos solos
No nos engañemos, cuando nosotros mismos pasamos por la etapa adolescente también pudimos haber sentido desasosiego y algo de rebeldía. Así que hagamos un esfuerzo por comprender al hijo y acompañarlo en este proceso.

2. Nada de reproches y regaños
Aunque sabemos que nuestro hijo está equivocado, no es motivo para hacerle reproches o comentarios que lo hagan sentir mal. Este tema no se debe convertir en un tormento ni un espacio de “cantaleta” y regaños. Por el contario, el diálogo ameno y positivo le dará mejores resultados.

3. Nuestro ejemplo y coherencia
No hay mejor educador que el ejemplo. Debemos ser coherentes con la Palabra de Dios y hacer que nuestras obras sean acordes a lo que profesamos. Si los hijos ven que tratamos bien a las personas, somos honestos, respetuosos, responsables, pacientes, caritativos, amorosos, ellos captarán el mensaje y terminarán aceptando los beneficios de tener a Dios en la vida.

4. Hablarles positivamente de Dios, como un amigo, no como un castigador
Debemos transmitirles a los hijos la enseñanza de Dios de forma positiva, pues el Señor nos quiere a todos y perdona nuestras fallas. Presentémosle a Jesús como su amigo, su compañía, su protector.

5. Rezar por nuestros hijos
Por último, lo mejor que podemos hacer, es rezar por nuestros hijos, encomendárselos a la Virgen María para que vuelvan y se acerquen de nuevo al Señor.

martes, 2 de marzo de 2010










Luego de ver la última película de Mel Gibson , al filo de la oscuridad, comentábamos con mi esposa  que este actor  a dado muestras de su compromiso  con la Iglesia, desde la pasión hasta  este film , que en una de las primeras escenas, donde asesinan a su hija, la toma entre sus brazos y ora por ella. Cuelga de su cuello una cadenita con la cruz católica, la cual tiene en su parte superior  una hostia y  junto al crucifijo, lo que pareciera ser una medalla de la virgen.
Otros  mensajes como que se mantuvo viudo, el amor a su hija, la conciencia a la hora de no matar a quien había matado a su hija. En fin también hay violencia, pero es Hollywood, y en ese contexto este artista  realiza cierta prédica.

Yo creo que todos estamos llamados a ser esto, cristianos en nuestra cotidianeidad.

Bendiciones!


NOTICIA


Tras la tremenda acogida que ha tenido su último film como director, La Pasión de Cristo, Mel Gibson anuncia que en agosto volverá a situarse a ambos lados de las cámaras para dirigir y protagonizar otro film de temática religiosa: "Los últimos días de Sodoma", donde interpretará el papel de Petronilus Buxarón, propietario del último sauna de lujo destruido por las huestes del Todopoderoso en el día que levantó su irá contra las poblaciones alternativas de Sodoma y Gomorra.
lunes, 1 de marzo de 2010
Hoy estábamos en la fila del super, delante nuestro había una señora mayor con una cantidad considerables de productos,  y la cajera que se tomaba su tiempo para cobrar.
Derrepente  comencé a impacientarme un poco, y pensaba como esta señora no pone todos los productos más rápido, como no adelanta el carro, para que podamos  ir cargando en la cinta nuestros productos y así  acortamos el tedioso tiempo de espera para pagar.
Mi esposa un poco cansada también sentía lo mismo.
Pero el Espíritu Santo siempre nos habla, si deseamos escucharlo.  De repente me viene  un pensamiento,  la lectura que había hecho del evangelio  temprano por l mañana:
“ama a tu enemigo y ora por quienes te persiguen”…
Esta palabra SANTA, me hizo reflexionar, me dio paz  y un sentimiento de caridad hacia mi prójimo, muy próximo delante de mí en la caja. Pensé comentando con mi esposa,  que debemos ser seguidores de Cristo  tiempo completo,  que nuestra vida es el escenario donde ponemos en práctica lo que Creemos, y que necesitamos de esta coherencia, para construir el Reino de nuestro amado Señor Jesús.
¡Gloria a DIOS!

ACTO DE ENTREGA A DIOS

Toma, Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mí entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me baste.

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