Señor Jesús Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mi, que soy un pobre pecador.

SI A LA VIDA

SI A LA VIDA
NO al aborto

EN QUE CREEMOS

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su Único hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracias del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

jueves, 29 de julio de 2010


Desde el momento que el hombre necesita bienes para su subsistencia, salud, educación, vivienda, descanso, etc., hay que concluir que resulta imprescindible la producción y el consumo de los bienes que responden a las necesidades fundamentales de la persona humana. Sería ideal, por consiguiente, que todos los poseyeran según sus necesidades y conforme a la capacidad de cada uno, en orden a su desarrollo integral, de cuerpo y alma. 

Por eso, en esa línea, el gran doctor de la lglesia santo Tomás de Aquino, hace siglos, enseñó que un mínimo de bienestar es necesario para practicar la virtud. En los últimos tiempos se ha dicho, en lenguaje más directo, que no se puede hablar de Dios a estómagos vacíos. En conclusión, digamos que hay un consumo de bienes materiales útiles e indispensables ya que se trata de medios necesarios para el bienestar material y espiritual de la persona humana. 

El consumismo es otra cosa. Con la denominada sociedad industrial aparece la multiplicación y acumulación de bienes, con frecuencia innecesaria y superflua, cuando no ordenados con frecuencia a la ostentación y obtención de determinado "status". Entonces la persona resulta esclava de las cosas, dominada por ellas. Nada le resulta suficiente, aparece insaciable y enredada en una conjunción, a veces hasta ridícula, de vanidad y codicia, con un asfixiante trasfondo materialista. Los "shopping centers" y los "free-shops" de los grandes aeropuertos podrían ser como los símbolos del consumismo contemporáneo.

 A este consumismo empuja la propaganda que de mil maneras atrapa a la persona y a la familia, cautivas e indefensas frente a las presentaciones y "slogans" de aquélla. Así como desde hace un tiempo se imparten lecciones de "defensa personal", habría que propiciar la enseñanza del arte de "defenderse de la propaganda".

 Añádase a los artilugios de la propaganda los oscuros manejos de los resortes de los mercados y de la producción que someten a la gente a consumos innecesarios y hasta nocivos a veces. Convengamos en que la influencia sutil y en ocasiones asfixiante de la propaganda es una fuerza tan irracional como poderosa. 


 Austeridad de vida 

Es la actitud que constituye ante todo una réplica al materialismo que subyace en las bases del consumismo. Ambos llevan implícita la afirmación de que los valores materiales no son la razón de ser de la persona humana ni el objetivo último de su existencia; son expresiones del dominio del hombre sobre las cosas en lugar de ser su esclavo. 


Algunas palabras para creyentes sinceros: 

- A los que tienen abundantes medios materiales les digo que vivan sin ostentación y con austeridad y sobriedad; que contribuyan a disminuir las urgencias de los más necesitados; que no guarden con avaricia sus bienes y ganancias sino que inviertan para el desarrollo y crecimiento de la economía nacional y la multiplicación de puestos de trabajo. Ello revertirá en bien de la sociedad. 

- A quienes tienen lo necesario, me atrevo a pedirles que "hagan, de la necesidad, virtud", es decir que vivan serenamente la austeridad, sin angustias ni ambiciones desmedidas y colaborando solidariamente con los que menos tienen. 

- A quienes han hecho promesa o voto de pobreza evangélica o quieren vivir su espíritu, les digo que lo hagan con gozo de corazón y sintiéndose liberados del peso de las cosas materiales para manifestar más ejemplarmente la existencia y el valor de las cosas espirituales y la supremacía del amor a Dios y al prójimo. 

- A los que nada tienen no es fácil en este orden de cosas decirles una palabra oportuna y útil. Sin embargo me atrevo a expresarles mi deseo de que no caigan en la amargura, el resentimiento o la desesperación, ni se nieguen a ningún esfuerzo solidario para mejorar esperanzadamente su situación. 

FUNTE: Catolic.Net

jueves, 22 de julio de 2010


Posteo la carta del  Arzobispo Agustín Radrizzani  de Mercedes Luján - Argentina 

Mercedes 16 de julio de 2010 

Queridos hermanos: 
                                   En la madrugada de ayer el Senado de la Nación legisló a propósito de la unión entre personas del mismo sexo. Durante todo el día he tenido encuentros con sacerdotes y laicos que demostraban su angustia y desorientación. Pensando que esto puede suceder con otros hermanos es que deseo enviarles esta carta. Ante esta situación de dolor y en la presencia del Señor quisiera expresarles mi pensamiento. 
                                   Vivimos en un mundo donde Dios esta ausente o como les decía san Ignacio de Antioquia a una comunidad: No tengan a Jesucristo en los labios y el espíritu del mal en el corazón. Además, las Conferencias Episcopales Latinoamericanas señalan que el problema más grande de nuestro continente es la divorcio entre fe y vida.
                                   Lo aprobado por los Legisladores es reflejo de este ateísmo práctico en el cual estamos sumergidos y del cual ni nosotros podemos librarnos totalmente. Ciertamente, hubo presiones muy fuertes para lograr la aprobación de algo que por estar contra la naturaleza, está en última instancia, contra el plan de Dios. Nosotros, con todas nuestras debilidades, siempre tratamos de vivir de acuerdo con la ley del Creador que está expresada en los Diez Mandamientos y en el Evangelio que se sintetiza en el mandamiento de Jesús de amarnos los unos a los otros (Cf. Jn 15,9).
                                   Ahora quiero llegar con ustedes al punto fundamental. Me duele como creyente y como sacerdote, mucho más la ausencia de Dios en nuestra sociedad que esta ley, que también me duele no tanto en sí misma por lo que define cuanto que por lo que sanciona hace que nuestra sociedad se aleje cada vez más de Dios. Estoy convencido, como lo están ustedes, que debemos amar a todas las personas y mucho más a los que están en una situación especial o de marginalidad pero no por ello podemos ocultar la verdad de la cual no somos dueños sino simples servidores. 
                                   Una de las obras más destructivas de la comunión es la división y este tema nos ha divido como país. Nosotros queremos amar a todos y ahora debemos hacerlo con esta ley fruto de una sociedad que vive como si Dios no existiera.                        

El gran desafío del momento actual y del futuro será:
1.-       Pedir a Dios la gracia de amar a todos sin excluir a nadie.
2.-       Con la ayuda de Dios vivir nosotros coherentemente el Evangelio de Jesús.
3.-       Formar a nuestros niños y jóvenes en la opción definitiva por Jesucristo con todas sus consecuencias.
4.-       Formar comunidades dónde la ley fundamental sea conocer, amar, hacer conocer y amar a Jesús y su Evangelio.

Queridos hermanos: cuanto más avancen los principios que ignoran a Dios como el uso de la droga, el aborto o la eutanasia, tanto más debemos empeñarnos en los cuatro puntos sugeridos para que el día de mañana cuando estos niños sean legisladores no se dejen presionar en sus conciencias por ningún tipo de poder y sepan ordenar nuestra Nación para una sana convivencia a la luz de la fe y respetando a la naturaleza que Dios nos ha dado. Así hasta que Dios sea todo en todos sabiendo, como dicen los Hechos de los Apóstoles, que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (Cf. Hch. 5, 29).  
                                               Nos anima la presencia de Jesús que nos dice: No teman, yo estaré con Ustedes hasta el fin del mundo y la presencia de hermanas y hermanos nuestros que viven como vivían los primeros cristianos, en santidad de vida y en medio de un mundo pagano. 
                                                           Con afecto fraterno en Jesús y María.


+ Agustín Radrizzani
Arzobispo
jueves, 15 de julio de 2010
Yo me pregunto en Argentina, ¿ a que personas le estamos dando el derecho de adoptar?


Este es el extracto de una artículo a:


Gerard J. M. van den Aardweg un acreditado psicólogo holandés, catedrático desde hace más de treinta años, casado, padre de siete hijos, que ha dictado cursos en Estados Unidos, Canadá y Brasil. Autor de numerosos libros, ensayos y artículos sobre la homosexualidad, aborda en este artículo las causas y las posibles soluciones de una de la variantes de la homosexualidad.


Una causa: la falta de madurez

"En la pubertad, puede tratarse de un fenómeno transitorio. Hay casos en que la homosexualidad arraiga en los primeros años de juventud. Este hecho ha llevado a algunos a pensar que no tiene sentido procurar desarraigarla. La teoría más en boga es que la homosexualidad se basa en una perturbación del llamado «sentido de identidad sexual». La realidad demuestra que los homosexuales están afectados no sólo en su faceta sexual, sino en todo su mundo emotivo. Su vida emotiva coincide mucho, por ejemplo, con la de tipo ansioso, compulsivo o depresivo, caracterizada por depresiones, nerviosismo, problemas relacionales y psicosomáticos. No son capaces, en determinados aspectos de su vida emotiva, de madurar y de ser adultos y, pese a querer aparentar jovialidad y alegría no son felices interiormente. La causa no está en la discriminación de la que se quiere acusar a la sociedad que les haría «víctimas» de ella, sino en fuerzas que actúan en el interior mismo de los interesados (...)"

Homosexualidad es la atracción sexual hacia personas del propio sexo. En cromosomas, hormonas sexuales y constitución física los homosexuales son normales. Hubo un tiempo, el de Freud, en que se pensó que se debía a factores hereditarios, pero esta hipótesis hoy ha sido científicamente desechada. Los homosexuales son biológicamente normales, lo que no es normal es el ejercicio de la homosexualidad. Es de advertir que el homosexual tiene instintos heterosexuales; lo que ocurre es que se le bloquean por alguna razón, que puede ser un complejo de inferioridad. Quienes de verdad se empeñan en luchar contra ese complejo, aun en casos de transexualidad, en uno o dos años acaban con sus obsesiones. Para dar la impresión de normalidad, hay quien asegura que quizá uno de cada cinco hombres tiene «tendencias» homosexuales, pero las estadísticas lo desmienten y ponen de manifiesto que en realidad no pasan de un uno o dos por ciento.

El movimiento mundial para la emancipación de los homosexuales trata de eludir cuestiones fundamentales, se sirve de medias verdades y de falsedades totales y maneja el concepto de discriminación para suscitar compasión. Hace del homosexual una víctima.

de ser adultos y, pese a querer aparentar jovialidad y alegría no son felices interiormente. La causa no está en la discriminación de la que se quiere acusar a la sociedad que les haría «víctimas» de ella, sino en fuerzas que actúan en el interior mismo de los interesados (...)

¿Se puede curar la homosexualidad?

Mucha gente no sabe que la génesis psíquica de esta condición sexual carece en absoluto de misterio y que su terapia es posible. El método que he utilizado consta de dos partes: la primera consiste en hacer adquirir al interesado una visión clara de la propia identidad y de su propio mundo afectivo; la segunda, en afrontar esa situación. Llevamos a las personas a reírse de sí mismas (el humorismo puede ser muy saludable) y a la adquisición de hábitos positivos: valentía, honestidad consigo mismo, autodisciplina, capacidad de amar a los demás; así, hasta lograr que el homosexual pierda sus hábitos neuroinfantiles.

Es esencial neutralizar la autoconmiseración crónica. Es obligado decir que:

- En un treinta por ciento de los casos, la curación es completa: acaban desarrollando actitudes y hábitos sexuales normales y afectivos y una vida emotiva adulta. Por supuesto, una curación sólo sexual no sería una curación completa.

- Otro treinta por ciento de personas cambia más o menos gradualmente, pierde sus obsesiones homosexuales y asume una actitud emotiva nueva, aunque no lo suficiente para poder hablar de curación completa.

- Hay otros que progresan con extremada lentitud por su estado neurótico grave, pero también éstos, si son ayudados por una asistencia y un tratamiento constructivos, adquieren fuerza y coraje y poco a poco van perdiendo sus depresiones, nerviosismos y ansiedades.

Responsabilidad de los educadores

Los complejos homosexuales se pueden evitar educando a un muchacho como muchacho y a una chica como tales. No se pueden intercambiar y mezclar las cosas. Una total identificación, la total identidad de roles que quiere cierto feminismo exacerbado es absurda. Los sacerdotes y educadores tienen un papel importantísimo cuando aportan al crecimiento psicológico una contribución mucho mayor de la que a veces son conscientes. Cuidado con creer que todo «amor» es bueno; hay formas de amor compasivas y neuróticas que revelan una personalidad dividida en sí misma y que necesitan una guía moral firme y segura. Los pacientes que viven su fe de manera positiva tienen las mayores esperanzas de un cambio radical en su homosexualidad: ésta es mi experiencia de años.

El problema de la homosexualidad es presentado en una injustificada atmósfera de fatalismo. La homosexualidad sigue siendo vista por la mayoría de la gente a la luz de prejuicios e ideas preconcebidas, infundadas y superadas de las que, por desgracia, no están ausentes profesionales (médicos, sociólogos, psicólogos, sacerdotes, periodistas). Si a ello añadimos la falta de puesta al día de la Psiquiatría y de la Psicología, se crea una situación de la que se aprovecha la estrategia de la emancipación de homosexuales militantes, flanqueada por el «establishment progre» occidental que pretende hacer creer que la homosexualidad es una variante normal de la sexualidad humana, que homosexual se nace y que no se puede cambiar. A todos ellos no les vendría mal una mejor información.

La falacia de la resignación

Los responsables mejoran poco a poco las situaciones concretas. Hay directores espirituales que animan correctamente a los homosexuales a vivir la castidad y el dominio de sí mismos, pero de hecho consideran que es imposible desarraigarla. Es muy equivocada la actitud de no pocos hombres de Iglesia que, de buena fe, pero víctimas probablemente de la escasa difusión de las experiencias terapéuticas, consideran que el mejor modo de ayudar a los homosexuales es enseñarles la resignación y la aceptación del sacrificio que supone su situación, en lugar de animarles y ayudarles a salir de ella, con paciencia y perseverancia.

Además de ignorancia, demuestran ingenuidad, ya que es dificilísimo, por no decir imposible, convivir con las propias tendencias homosexuales sin dejarse arrastrar por ellas. El camino de la curación de los homosexuales no pasa por la compasión y mucho menos por la aceptación de su situación como «normal».

Es impresionante y doloroso constatar cuántos médicos, terapeutas, sacerdotes, psicólogos ignoran el deseo de cambiar que tienen muchas personas con tendencias homosexuales. La afectividad desviada no es más que un aspecto de una personalidad inmadura. La terapia debe apuntar a enseñar al paciente a reconocer y combatir toda una gama de expresiones de ego-centrismo infantil, de temores, complejos de inferioridad, reacciones consolatorias, afectaciones y autocompasiones. En la esfera afectiva crecemos cuanto mayor es la confianza en nosotros mismos como hombres o como mujeres con plenitud y felicidad. Un psiquiatra holandés que militaba en el movimiento de emancipación homosexual cuenta la curación de una lesbiana gracias a un sacerdote dotado de buen sentido psicológico, que le dijo: «¡Si es que tú te has quedado en cuando eras una niña ... !». Su proceso de cambio duró un tiempo, pero acabó reconociendo ante el psiquiatra que su problema había desaparecido «como una pierna amputada, que no vuelve».


    



lunes, 5 de julio de 2010
"La sociedad civil se autoconvocó en defensa de los valores de la familia y del matrimonio como pilares fundacionales de la Nación", dijo en un comunicado Justo Carbajales, director del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina.Buenos Aires.- Una declaración firmada por más de 500 mil ciudadanos será entregada hoy en el Senado, en defensa de la "familia basasa en el matrimonio entre varón y mujer".

"La sociedad civil se autoconvocó en defensa de los valores de la familia y del matrimonio como pilares fundacionales de la Nación y esto se vio reflejado en la cantidad de gente que se movilizó por el bien común", dijo en un comunicado Justo Carbajales, director del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina.

La declaración, firmada por 423 instituciones y organizaciones no gubernamentales y por más de 500 mil personas de todo el país, será entregada hoy a las 16 a la senadora Liliana Negre de Alonso, presidenta de la Comisión de Legislación General del Senado.

Según explicó Carbajales, "el reclamo y la cosigna fueron unánimes: señores legisladores, nadie los votó para que destruyan sin necesidad la institución natural del matrimonio entre varón y mujer".

El dirigente laico remarcó asimismo la importancia de las manifestaciones populares realizadas en las últimas semanas en Chaco, Catamarca, Corrientes, Tucumán, San Juan, Salta, Córdoba, Jujuy, Neuquén, Entre Ríos y Santa Fe, entre otras provincias.

"El pueblo no quiere que le cambien la verdadera base de la sociedad, la identidad cultural y las raíces de la patria?, aseguró.

En tanto, se espera que para la marcha convocada para el próximo martes 13 al Congreso -organizada conjuntamente con evangélicos- se llegue al millón de firmas para "reclamar el respeto al derecho de los chicos de tener un papá y una mamá". (Télam)
jueves, 1 de julio de 2010
El diario oficial del Vaticano se ha descolgado con una información que puede traer polémica: "Los guaraníes inventaron el fútbol" titula L´Osservatore Romano, en un artículo que firma Gianpaolo Romanato.

El diario del Papa señala que fue en el siglo XVII, en lo que hoy conocemos como Paraguay, donde nació el fútbol. Y está afirmación se sustenta gracias al relato de un jesuita catalán llamado José Manuel Peramás, que pasó varios años en la Reducción de San Ignacio de Miní, al sur de la ciudad de Asunción, una de las 30 Reducciones que había en el Paraguay colonial.
 

Los primeros futbolistas
El P. Peramás escribió en su libro "De vita et moribus tredecim virorum paraguaycorum", publicado en 1793, muchas de sus vivencias con los guaraníes y, entre ellas, las diversiones que solían tener en su tiempo de ocio: "Solían también jugar con un balón, que, aun siendo de goma llena, era tan ligero y rápido que, en vez que lo golpeaban, seguía rebotando algún tiempo, sin pararse, impulsado por su propio peso. No lanzaban la pelota con la mano, como nosotros, sino con la parte superior del pie desnudo, pasándola y recibiéndola con gran agilidad y precisión".

Una buena polémica
L´Osservatore Romano señala que "los guaraníes de hace tres siglos seguramente ya jugaban al balón con maestría. En el fondo son los descendientes de los verdaderos inventores del fútbol". La polémica está servida. Seguramente serán los ingleses los primeros en refutar los diarios del P. Peramás.

Fuente: ReligionenLibertad.com

ACTO DE ENTREGA A DIOS

Toma, Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mí entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me baste.

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