Señor Jesús Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mi, que soy un pobre pecador.

SI A LA VIDA

SI A LA VIDA
NO al aborto

EN QUE CREEMOS

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su Único hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracias del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

viernes, 7 de octubre de 2011

Se lanzaron hoy los Artículos de San José en la sede de la ONU. Estos, que fueron refrendados por 29 especialistas en derecho internacional, relaciones internacionales, salud pública, ciencia, medicina y gobierno, podrían constituir uno de los documentos pro-vida más importantes de nuestro tiempo. Refutan las falsas afirmaciones la existencia de un derecho internacional al aborto.
 
Toda persona que defienda la VIDA, debería difundir este documento en todos lados. 
Sirven como antecedente científico y legal en el contexto internacional y local.
 
 Puede acceder a él en idioma ingles:www.sanjosearticles.org.
 
Acá la traducción en español:
 
Artículos San José:

Artículo 1. Como cuestión de hecho científico una nueva vida humana comienza en la concepción.
 
Artículo 2.
 Cada vida humana es un continuo que comienza en la concepción y los avances en las etapas hasta la muerte. La ciencia da diferentes nombres a estas etapas, incluyendo cigoto, blastocisto, embrión, feto, bebé, niño, adolescente y adulto. Esto no cambia el consenso científico de que en todos los puntos del desarrollo de cada individuo es un miembro vivo de la especie humana.
 
El artículo 3.
 Desde la concepción de cada niño por nacer es por naturaleza un ser humano.
 
El artículo 4.
 Todos los seres humanos, como miembros de la familia humana, tienen derecho al reconocimiento de su dignidad intrínseca y de la protección de sus derechos humanos inalienables. Esto se reconoce en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y otros instrumentos internacionales.
 
Artículo 5.
 No existe el derecho al aborto en el derecho internacional, ya sea por medio de la obligación de un tratado o el derecho internacional consuetudinario. No tratados de las Naciones Unidas con precisión puede ser citado como el establecimiento o el reconocimiento de un derecho al aborto.
 
Artículo 6.
 El Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y otros órganos de tratados han dirigido a los gobiernos a cambiar sus leyes sobre el aborto. Estos organismos han interpretado de forma explícita o implícitamente, los tratados de los que son objeto de incluir el derecho al aborto.
 
Los órganos de vigilancia no tienen ninguna autoridad, ya sea en virtud de tratados que los crearon o en virtud del derecho internacional, para interpretar esos tratados a fin de crear nuevas obligaciones del Estado o que alteren la sustancia de los tratados.
 
En consecuencia, cualquier órgano que interpreta un tratado de incluir un derecho a los actos aborto más allá de su autoridad y en contra de su mandato. 
Tales actos ultra vires - actos realizados más allá (ultra ) de las facultades legales (vires)  - no crean ninguna obligación legal para los Estados Partes en el tratado, ni los estados que aceptan como una contribución a la formación de nuevas derecho internacional consuetudinario.
 
El artículo 7.
 Las afirmaciones de los organismos internacionales o actores no gubernamentales que el aborto es un derecho humano es falso y debe ser rechazada.
 
No hay obligación jurídica internacional para facilitar el acceso al aborto por cualquier motivo, incluyendo pero no limitado a la salud, la intimidad ya la autonomía sexual, o la no discriminación.

 
Artículo 8.
 Conforme a los principios básicos de la interpretación de los tratados en el derecho internacional, de conformidad con las obligaciones de buena fe y pacta sunt servanda, y en el ejercicio de su responsabilidad de defender la vida de su gente, los Estados pueden y deben invocar las disposiciones del Tratado que garantizan el derecho a la vida que abarca una responsabilidad del Estado de proteger al feto de un aborto.
 
El artículo 9.
 Los gobiernos y los miembros de la sociedad deben asegurar que las leyes y políticas nacionales de proteger el derecho humano a la vida desde la concepción. También se debe rechazar y condenar la presión para adoptar leyes que legalizan o despenalizar el aborto.
 
Órganos de supervisión de tratados, organismos de las Naciones Unidas y funcionarios, tribunales regionales y nacionales, y otros deben desistir de las afirmaciones implícitas o explícitas de un derecho al aborto basado en el derecho internacional.
 
Cuando tales afirmaciones se hacen falsas, o ejercido presiones, los Estados miembros deben exigir la rendición de cuentas del sistema de las Naciones Unidas.
 
Los proveedores de ayuda al desarrollo no deberían promover o financiar abortos. 
No deben condicionar la ayuda a la aceptación del destinatario del aborto.
 
La financiación internacional de la salud materno-infantil y los programas deben asegurar un resultado saludable del embarazo tanto para la madre y el niño y debe ayudar a las madres la bienvenida a una nueva vida en todas las circunstancias.
 
 
Nosotros - los abogados de derechos humanos y abogados, académicos, funcionarios públicos, diplomáticos, médicos y expertos en política e internacional - afirmo estos artículos.

 
San José, Costa Rica
25 de marzo 2011
 
 
Instituciones nombradas por razones únicamente identificativas.
 
Firmado,
 
Lord David Alton, Cámara de los Lores, Gran Bretaña
 
Carl Anderson, Caballero Supremo de los Caballeros de Colón
 
Giuseppe Benagiano, profesor de Ginecología, Perinatología y cuidado de niños - Università "La Sapienza", Roma, ex Secretario General - Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO)
 
Excmo. 
Javier Borrego, ex juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
 
Christine Boutin, ex ministro del gabinete - Gobierno de Francia, actual presidente del Partido Demócrata Cristiano
 
Benjamin Bull, abogado jefe, Alliance Defense Fund
 
Excmo. 
Martha de Casco, miembro del Parlamento, Honduras
 
Jakob Cornides, abogado de derechos humanos
 
El profesor John Finnis, la Universidad de Oxford, la Universidad de Notre Dame
 
El profesor Robert George, McCormick Profesor de Jurisprudencia, Universidad de Princeton, ex miembro del Consejo Presidencial de Bioética
 
El profesor John Haldane, profesor de Filosofía de la Universidad de St. Andrews
 
Patrick Kelly, Vicepresidente de Políticas Públicas, los Caballeros de Colón
 
Elard Koch profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile
 
El profesor Santiago Legarre, profesor de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina
 
Leonard León, ex delegado de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU
 
Yuri Mantilla, Director de Asuntos Internacionales del Gobierno, Focus on the Family
 
Cristóbal Orrego, profesor de Jurisprudencia de la Universidad de los Andes (Chile)
 
Gregor Puppinck, Director Ejecutivo del Centro Europeo de Derecho y la Justicia
 
Embajador Grover Joseph Rees, ex embajador de EE.UU. en Timor Oriental, Representante Especial de EE.UU. ante la ONU en temas sociales
 
Austin Ruse, Presidente de C-FAM
 
William Saunders, abogado de Derechos Humanos, Vicepresidente Senior de Americans United for Life, ex delegado a la Asamblea General de la ONU
 
Alan Sears, Presidente, CEO y Consejero General, Alliance Defense Fund
 
Marie Smith, Presidente de la Red Parlamentaria para Temas Críticos
 
El profesor Carter Snead, Miembro del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO y ex observador permanente de EE.UU. ante el Consejo de Europa Comité Directivo de Bioética de la Universidad de Notre Dame la Facultad de Derecho
 
Douglas Sylva, Delegado a la Asamblea General de la ONU
 
Excmo. 
Francisco Tatad, ex líder de la mayoría, el Senado de Filipinas
 
Excmo. 
Luca Volonte, de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el presidente del Partido Popular Europeo (PACE)
 
Lord Nicholas Windsor, miembro de la familia real del Reino Unido
 
Susan Yoshihara, Director de Organizaciones Internacionales del Grupo de Investigación
 
Anna Záborská, miembro del Parlamento Europeo, el ex Presidente, Comité de Mujeres del Parlamento Europeo
 

 
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viernes, 2 de septiembre de 2011










Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida...
Sin embargo,
en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, 
perdurará siempre la huella,
del
camino enseñado."

Madre Teresa de Calcuta
sábado, 27 de agosto de 2011
jueves, 18 de agosto de 2011
En la Eucaristía, como sabemos, está el cuerpo físico del Señor con su vida biológica y psíquica. Está todo Él, con su cuerpo y con su alma, con las potencias de su cuerpo y con las potencias de su alma. Está Él con su divinidad.

Entre el Cuerpo de Cristo y el nuestro se establece una relación, a través de las especies eucarísticas, pero ciertamente no es ésta la incorporación de la cual queremos hablar, porque entre cuerpo y cuerpo hay continencia pero no incorporación. No asimilamos la carne de Cristo, ni Cristo asimila nuestra carne.

Cuando comemos su cuerpo asimilamos su vida.

Pero Cristo tiene varias vidas:

1º) Tiene la vida sustancialmente divina que le corresponde por ser persona divina, segunda de la Trinidad, y de naturaleza divina igual que el Padre y el Espíritu Santo.

2º) Tiene la divina accidental con carácter individual que le santifica como hombre particular.

3º) Tiene también la vida divina accidental con carácter social, que procede de la gracia capital con la que se santifica como Cabeza del Cuerpo Místico.

4º) Y tiene, como hemos dicho, la vida humana, biológica y psicológica.

La incorporación que se realiza en la Eucaristía es la incorporación a la vida de Cristo Cabeza.

El cristiano cuando comulga recibe la vida o la gracia que desciende de Cristo Cabeza y por eso se hace miembro suyo. Sólo la gracia capital es comunicable, o mejor, sólo ésta es la que hace la incorporación.

Por tanto, la unión del hombre con Cristo en la Eucaristía, esa unión intimísima que Él reveló: "Quien me come vivirá por Mi" (Jn 6, 57), que es efecto propio de la Eucaristía no es unión hipostática, no es unión sustancial, no es cualquier modo de unión física, sino que más bien es unión moral por el aumento de la gracia santificante y principalmente por la caridad que nos une a Cristo. De tal manera que, por esa caridad permanezcamos en Él con la voluntad y el afecto, viviendo por Él como Él vive por el Padre.

Dice un autor: "Nuestra unión con Él no confunde las personas, ni mezcla las sustancias, sino que aúna los afectos y hace comulgar las voluntades".

Esta unión del hombre con Cristo se obtiene principalmente por el amor, que encierra así una poderosa fuerza unitiva y transformativa del amante en el amado y que es, por lo mismo, la perfección y la consumación de la vida cristiana. Dice San Juan en su primera carta: "Dios es amor y el que vive en el amor permanece en Dios y Dios en Él" (4, 16). Por eso, con toda razón se llama a la Eucaristía el sacramento del Amor.

Pidámosle a al Santísima Virgen la gracia de participar cada vez mejor del sacramento del Amor. 



FUENTE: CATHOLIC.NET
sábado, 23 de julio de 2011

Gramsci y el progresismo actual

En la lucha entablada entre los pro-muerte y los pro-vida es bueno recordar de donde provienen las ideas de los abortos, eutanasia, la guerra contra la Iglesia, el matrimonio, la educación,... Un personaje fundamental, entre otra media docena más, es ANTONIO GRAMSCI. Ir a Google poner la palabra Gramsci y os encontrareis con muchas de las raíces de los acontecimientos actuales. Hablar del aborto y de la eutanasia es hablar de Gramsci. Sus escritos hay que recordarlos frecuentemente.           

Alejo Fernández Pérez

                        En el desarrollo del progresismo actual se puede afirmar que más importantes que las ideas de Marx o Lenin son las Gramsci, el hombre que más ha influido en la increencia de nuestra sociedad.

        “Siendo aún muy joven, a los 35 años, fue apresado y encarcelado por sus ideas revolucionarias y condenado a veinte años de cárcel. En la cárcel pidió que le dieran cuadernos y lápices y ahí fue donde escribió sus ideas estratégicas… en forma de artículos cortos, reflexiones breves, comentarios sueltos, inconexos entre sí y que trataban de los temas más variados. A los cuatro años de estar encarcelado, cumpliendo escasamente la quinta parte de su condena, enfermó de tuberculosis y fue trasladado a una clínica, en donde murió en 1937, en calidad de detenido. En esos años, llenó cincuenta cuadernos… con artículos y cartas… que posteriormente, sus seguidores, compilaron en dos obras que se llaman respectivamente Los cuadernos de la cárcel y Las cartas desde la cárcel”.

        ”Para lograr los objetivos comunistas en los ricos países occidentales, habría que acabar primero con las creencias, costumbres y tradiciones del pueblo. Por supuesto, para esto, sus dos obstáculos más importantes, los enemigos a vencer y destruir antes que nada, eran la Iglesia católica y la familia cristiana, pues de estas dos realidades se desprendía “eso” que le estorbaba a su plan. La estrategia que propone Gramsci es inversa a la de Lenin. Lenin se adueñó del poder, después de la superestructura (educación, economía, política, etcétera) y de ahí adoctrinó en el pensamiento materialista la mente de un pueblo débil.

        Gramsci propone, para los latinos, un camino mucho más largo, pero que considera necesario para que el comunismo llegue a tener éxito en esos lugares. Propone adueñarse primero de la mente del pueblo, utilizando la capilaridad y la superestructura y una vez realizado esto, tomar el gobierno, cuando ya el pueblo esté preparado. Su receta es: “hay primero que adueñarse del mundo de las ideas para que las nuestras, lleguen a ser las ideas del mundo”.

Primer paso: acabar con las creencias, tradiciones y costumbres que hablen de la trascendencia del hombre.

        Táctica I: Sembrar la duda. Ridiculizar todas las creencias y tradiciones, siguiendo el estilo de Voltaire, con mensajes cortos y accesibles y por todos los medios, haciéndolas aparecer como algo tonto, ridículo, pasado de moda. De este modo, haremos dudar a los creyentes de sus convicciones más íntimas o, por lo menos, los haremos sentirse avergonzados de ellas.
        Táctica II: Sobre la duda, sembrar nuevas ideas. No hablar de materialismo, pues los creyentes conocen el término y se pondrán en guardia, además de que la materia tiene un gran valor para el cristiano (cuerpo, sacramentos, etc). Hay que hablar de inmanencia, lo opuesto a la trascendencia y hacerle saber al mundo que eso, el hombre inmanente, el que piensa y vive sólo para el aquí y para el ahora, es lo moderno, lo actual.
        Táctica III: Silenciar, a través de la calumnia, la crítica abierta, la burla, la ridiculización y el desprecio social a todo el que se atreva a defender las ideas de un más allá o de una vida trascendente. (En este primer mepaso están triunfando en toda la línea)

Segundo paso: Crear una nueva cultura en donde la trascendencia no halle lugar alguno. (Todos Los símbolos religiosos deben desaparcer: crucifijos, hábitos de monjas y religiosos, escapularios,…)
       
Táctica I: Infiltrarnos en la super estructura. Meternos en la Iglesia y en las instituciones educativas para reforzar desde ahí las ideas de lo que es moderno y actual y de lo que está pasado de moda y es ridículo (Dios y la Iglesia). Erradicar de los programas educativos todo lo que hable de tradiciones familiares y de una vida eterna. (La asignatura de religión. La EpC)
      
  Táctica II. Conseguir, por cualquier medio (incluidos el soborno y el chantaje) a personajes disidentes que sean famosos dentro de la super estructura, para que sean ellos mismos los que ridiculicen sus propias Instituciones y difundan así nuestras ideas. El mundo católico ya no sabrá qué creer, si logramos que algunos curas y obispos famosos difundan nuestras ideas desde dentro de la Iglesia y en las escuelas. Del mismo modo, no importa cuál sea, habrá que conseguir artistas, pensadores, periodistas y escritores que ridiculicen la fe, las tradiciones y a todo aquél que se atreva a defenderlas. (Se han apoderado de casi todos los medios de difusión de masas: TV, radio, prensa,…)

Tercer paso: Adueñarnos, ahora sí, de la sociedad política, que influirá coercitivamente, a través de las leyes y normas, sobre esa sociedad civil que ya piensa como nosotros o ya no sabe ni qué piensa o, por lo menos, le da miedo decir lo que piensa. (Se consigue a través de los partidos de izquierda, Independencistas,...y buena parte de los que viven del poder).

Cuarto paso: Tomar el gobierno y cerrar el plan. (Se ganan las elecciones como sea y al precio que sea) Lograremos así la dictadura del pueblo, pues el pueblo (sin más medios de información que los de los progres) pensará como nosotros y apoyará todas nuestras iniciativas como si fueran propias (No nos dice por qué los obrerors se escapan del paraiso comunista, incluso con peligro de sus vidas, para huir o emigrar a los países capitalistas). Esta es, a grandes rasgos, la estrategia de Gramsci.

Fuente: sitio  fluvium - http://www.fluvium.org/textos/cultura/cul644.htm

martes, 15 de febrero de 2011
Francis Collins es un genetista norteamericano, uno de los científicos más
brillantes de la actualidad, que ha sido el jefe del proyecto genoma humano durante más de 10 años y lo ha llevado a su culminación.

 El año 2005 presentó el proyecto ante el mundo junto con el presidente Clinton, y dijo: Éste es un día feliz para el mundo. Me llena de humildad y sobrecogimiento el darme cuenta de que hemos echado el primer vistazo a nuestro propio libro de instrucciones que previamente sólo Dios conocía1
.
Para mí, la experiencia de secuenciar el genoma humano y de revelar el más notable de todos los textos era, a la vez, un asombroso logro científico y una ocasión para orar2.

La ciencia es el único modo confiable de entender el universo. Pero la ciencia
no tiene capacidad para responder preguntas tales como ¿por qué el universo llegó a existir?, ¿cuál es el significado de la vida humana? ¿Qué sucede después de la muerte?3.

Yo era agnóstico, alguien que sencillamente no sabe si Dios existe o no.
Gradualmente, pasé del agnosticismo al ateísmo. Me sentía muy cómodo al desafiar las creencias espirituales de cualquiera que las mencionara en mi presencia y descartaba tales perspectivas como sentimentalismo y supersticiones pasadas de moda4.

Estudié medicina… Algo que me impactó profundamente en mis conversaciones junto a los lechos de las buenas gentes de Carolina del Norte era el aspecto espiritual. Fui testigo de numerosos casos de individuos cuya fe les daba una fuerte seguridad y paz absoluta, ya fuera en este mundo o en el siguiente, a pesar del sufrimiento que, en la mayoría de los casos, les había llegado sin que ellos hubieran hecho nada para  ocasionárselo… Un día, una viejecita que sufría diariamente por una severa e intratable angina de pecho, me preguntó qué era lo que yo creía. Sentí que mi cara
enrojecía mientras balbuceé: No estoy seguro. 

Ese momento me persiguió durante varios días. ¿No me consideraba a mí
mismo un científico? ¿Sacaba un científico conclusiones sin considerar los datos?
¿Podría existir una pregunta más importante en toda la existencia humana que si existe Dios? De repente, todos mis argumentos parecían débiles y tuve la sensación de que el hielo bajo mis pies se estaba quebrando. Caer en la cuenta de esto fue una experiencia totalmente aterradora.

Al principio, confiaba en que una investigación completa sobre la base racional
de la fe negaría todos los méritos de creer y reafirmaría mi ateísmo. Pero decidí mirar los hechos sin importar el resultado5.

Empecé un viaje de exploración intelectual para confirmar mi ateísmo, que
ahora estaba en ruinas, ya que el argumento de la ley moral y muchos otros temas me forzaban a admitir la posibilidad de la hipótesis de Dios. El agnosticismo ahora me parecía un refugio seguro de segunda mano y como una gran evasiva. La fe en Dios ahora me parecía más racional que el no creer.

También me quedó claro que la ciencia no me llevaría lejos para resolver la
cuestión de Dios. Si Dios existe, debe estar fuera del mundo natural y, por tanto, las herramientas de la ciencia no son las adecuadas para conocerlo. La decisión final tendría que estar basada en la fe, no en la evidencia. Así, aún acosado por las incertidumbres del camino por el que me había iniciado, tenía que admitir que había llegado al umbral de aceptar la posibilidad de una visión espiritual del mundo, incluyendo la existencia de Dios6.

Durante el primer año en que llegué a aceptar la existencia de Dios, me vi
atacado por dudas en todas direcciones. Pero me sentí aliviado al comprobar que no existía objeción alguna en mi lista que no hubiera ya sido aún más fuerte y claramente expresada por otras personas a lo largo de los siglos7.

Uno de los escollos más importantes para muchos buscadores honestos es la
innegable evidencia, a lo largo de la historia, de que se han hecho cosas terribles en nombre de la religión… Pero hay que recordar también que se han hecho cosas maravillosas en nombre de la religión. La Iglesia (hablo, en general, sin hablar de una religión concreta) ha jugado un papel importante en el respaldo de la justicia y de la benevolencia.

La Iglesia está hecha de gente caída. El agua pura y limpia de la verdad
espiritual está colocada en contenedores oxidados. Por eso, hay que mirar más allá de la conducta de los seres humanos pecadores para encontrar la verdad.
¿Condenaríamos a un roble, porque su madera se ha usado para fabricar arietes?
¿Culparíamos al aire por permitir que las mentiras viajen a través de él?


Por otra parte, reconozcamos que gran parte de nuestro sufrimiento y el de
nuestro prójimo, es causado por lo que nos hacemos entre nosotros. Es la humanidad, no Dios, la que ha inventado cuchillos, flechas, armas, bombas y toda clase de instrumentos de tortura. La tragedia de un niño atropellado por un conductor ebrio o de un hombre inocente que muere en el campo de batalla, difícilmente se pueden atribuir a Dios...

¿Debería Dios restringir nuestra libertad para evitar esa clase de
conducta maléfica?

Conozco a una joven estudiante universitaria que vivía sola durante unas
vacaciones de verano, mientras realizaba investigaciones, preparándose para una
carrera como médico. Al despertar una noche, descubrió que un hombre había entrado en su departamento. Colocándole un cuchillo en la garganta, el intruso ignoró sus súplicas, le vendó los ojos y abusó de ella. La dejó devastada, tanto como para revivir esa experiencia una y otra vez durante muchos años. El agresor nunca fue capturado.

Esa joven era mi hija. Nunca fue la maldad pura tan evidente para mí como esa
noche y nunca deseé con más pasión que Dios hubiera intervenido de alguna manera para detener ese horrible crimen. ¿Por qué no hizo que al agresor le hubiera partido un rayo o hubiera tenido al menos un cargo de conciencia? ¿Por qué no colocó un escudo invisible alrededor de mi hija para protegerla?

En raras ocasiones, Dios realiza milagros. Pero en la mayoría de las veces la
existencia del libre albedrío y del orden en el universo físico son hechos inexorables...

En mi caso, la violación de mí hija fue un reto para que yo tratara de aprender el
verdadero significado del perdón en una circunstancia terriblemente desgarradora.
Quizás fue una oportunidad para que yo reconociera que en realidad, yo no puedo
proteger a mis hijas de todo el dolor y sufrimiento. Tenía que aprender a confiarlas al amoroso cuidado de Dios. Ciertamente, mi hija diría que esta experiencia le dio la oportunidad y la motivación para aconsejar y reconfortar a otras personas que han sufrido esa misma clase de asalto8.

Tras veintiocho años como creyente, la ley moral sigue siendo para mí la más clara señal de Dios. Más que eso: apunta hacia un Dios que se preocupa de los seres humanos, un Dios que es infinitamente bueno y santo9.

No hay oposición entre la ciencia y la fe. Porque un mismo Dios ha creado a
ambas. Pero para muchos todavía es como una lucha sin tregua entre la mente y el corazón. Muchos materialistas creen que los avances de la ciencia hacen que la religión se quede obsoleta y afirman que estaríamos mejor sin Dios y sin religión.
Otros creyentes, ante estas ideas, ven los avances de la ciencia como peligrosos, sobre todo, cuando van directamente contra la moral como las investigaciones con embriones humanos, la clonación, etc.

¿Daremos la espalda a la ciencia porque a veces se opone a la moral? ¿Daremos
la espalda a la fe, considerando algunas actitudes poco cristianas de los creyentes o creyendo que no es necesaria? Ambas opciones son peligrosas. Ambas niegan la verdad del Dios creador. Por eso, debemos aceptar que el Dios de la Biblia, el Dios que vino a la tierra como uno de nosotros y permanece siempre a nuestro lado en la Eucaristía, es el mismo Dios del genoma humano y el creador de las leyes del universo, que los científicos tratan de descubrir. Lo importante es saber que Dios quiere la ciencia y la fe.

Ama a los científicos y ama a los creyentes, porque todos son sus hijos. Y desea que todos, como hermanos, se den le mano y crean en Él y lo amen, descubriendo
admirados las maravillas que ha dejado en la creación. Dios es amor y nos ama a cada uno. Por eso, la fe y la ciencia son dos alas para volar hacia el único Dios que nos espera más allá de las estrellas.
martes, 18 de enero de 2011
“El mismo Cristo que celebramos debe ser el mismo Cristo que vivimos”. Decir liturgia vivida es llevar una vida nueva, actuar como Cristo, pensar como Cristo, amar como Cristo, sentir como Cristo. Cristo resucitado es nuestra fuente y nuestra vida nueva. 


No debe haber división  entre liturgia y vida. 


Las celebraciones son el momento de la siembra, pero después tiene que venir la vida que da frutos sabrosos. Si hemos celebrado el Ágape divino, debemos vivir ese amor a nuestro alrededor. Si hemos celebrado la santidad de Dios, debemos reflejar esa santidad de Dios en nuestra vida y en cada uno de nuestros gestos. Si hemos celebrado la muerte y resurrección de Cristo, debemos morir a nosotros mismos para vivir la experiencia del hombre nuevo, como nos dice san Pablo.

¿Por qué a veces se da esta separación: por una parte, la celebración, por otra, nuestra vida no responde a esa celebración? La respuesta es sencilla: por el pecado y nuestra miseria.

ACTO DE ENTREGA A DIOS

Toma, Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mí entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me baste.

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