SI A LA VIDA
EN QUE CREEMOS
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su Único hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracias del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
jueves, 16 de septiembre de 2010
9:23 | Publicado por
admin
Uno de la gente dijo:
–Maestro, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo.
Jesús le respondió:
–Amigo, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre ustedes?
Y les dijo:
– ¡Estén atentos y cuídense de cualquier codicia, que, por más rico que uno sea, la vida no depende de los bienes!
Y les propuso una parábola:
–Las tierras de un hombre dieron una gran cosecha.
Él se dijo: ¿qué haré, si no tengo dónde guardar toda la cosecha?
Y dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros mayores en los cuales meteré mi trigo y mis bienes.
Después me diré: Querido amigo, tienes acumulados muchos bienes para muchos años; descansa, come, bebe y disfruta.
Pero Dios le dijo: ¡Necio, esta noche te reclamarán la vida! Lo que has preparado, ¿para quién será?
Así le pasa al que acumula tesoros para sí y no es rico a los ojos de Dios.
Lc 12, 13-21
COMENTARIO
¿Quién duda de que necesitemos de los bienes económicos?
Pero de la necesidad se pasa a la ambición y de esta a la avaricia y la codicia. El que entra en la carrera del TENER y acumular ¿se pone límites?
Es realista el Eclesiastés: Hay quienes ni siquiera de noche descansan. Y a cuantos les ha ocurrido lo del personaje insensato del Evangelio: cuando se “decidieron” a parar… les sorprendió la muerte.
¿Tiene sentido tener más y más, acumular bienes como sea: con el sudor de la frente, o con el sudor del de enfrente? Necesitamos que nuestro corazón alcance la sabiduría: convencernos que es sabio “trabajar para vivir” pero es insensato “ vivir prisionero de la avaricia y la codicia”.
La desenfrenada preocupación por amontonar no permite disfrutar de la vida (Prov. 13,12) y mucho menos compartir con quienes lo necesitan.
Fuente: Mensaje de la liturgia, hoja del domingo, Edit. San Pablo Argentina
–Maestro, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo.
Jesús le respondió:
–Amigo, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre ustedes?
Y les dijo:
– ¡Estén atentos y cuídense de cualquier codicia, que, por más rico que uno sea, la vida no depende de los bienes!
Y les propuso una parábola:
–Las tierras de un hombre dieron una gran cosecha.
Él se dijo: ¿qué haré, si no tengo dónde guardar toda la cosecha?
Y dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros mayores en los cuales meteré mi trigo y mis bienes.
Después me diré: Querido amigo, tienes acumulados muchos bienes para muchos años; descansa, come, bebe y disfruta.
Pero Dios le dijo: ¡Necio, esta noche te reclamarán la vida! Lo que has preparado, ¿para quién será?
Así le pasa al que acumula tesoros para sí y no es rico a los ojos de Dios.
Lc 12, 13-21
COMENTARIO
¿Quién duda de que necesitemos de los bienes económicos?
Pero de la necesidad se pasa a la ambición y de esta a la avaricia y la codicia. El que entra en la carrera del TENER y acumular ¿se pone límites?
Es realista el Eclesiastés: Hay quienes ni siquiera de noche descansan. Y a cuantos les ha ocurrido lo del personaje insensato del Evangelio: cuando se “decidieron” a parar… les sorprendió la muerte.
¿Tiene sentido tener más y más, acumular bienes como sea: con el sudor de la frente, o con el sudor del de enfrente? Necesitamos que nuestro corazón alcance la sabiduría: convencernos que es sabio “trabajar para vivir” pero es insensato “ vivir prisionero de la avaricia y la codicia”.
La desenfrenada preocupación por amontonar no permite disfrutar de la vida (Prov. 13,12) y mucho menos compartir con quienes lo necesitan.
Fuente: Mensaje de la liturgia, hoja del domingo, Edit. San Pablo Argentina
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ACTO DE ENTREGA A DIOS
Toma, Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mí entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me baste.
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